J.V.M.- Quartell
A principios de la década de 1950, hace ya setenta años, la sociedad Unión Musical de Quartell se propuso la compra de un edificio para reedificar allí una sala de cinematógrafo, que, al mismo tiempo, sería la sede de dicha entidad musical civil, por la cantidad estipulada en ciento cincuenta mil pesetas, más las veinticinco mil que fueron abonadas previamente, y contando con un préstamo de la Caja de Ahorros de Sagunto.
Este cine, ubicado en la calle de san Antonio, comenzaba su andadura en el año 1953, contando con un patio de medio millar de butacas, y con un escenario que permitía, además la celebración de representaciones teatrales, festivales musicales, y los conciertos de la banda de música, cuyos ensayos hacía en la parte posterior del escenario. Además había entonces gran afición a los sainetes de teatro en valenciano representados por una compañía de la localidad.
Hay que suponer la dosis de ilusión que esta sala cinematográfica aportaba a los vecinos, en una época en donde no existían los televisores en los hogares, y sobre todo, para los niños, jóvenes, amas de casa y público en general, que a partir de ahora disponía de la posibilidad de ver las películas los sábados por la noche y los domingos, además de los miércoles y jueves entre semana. Había entradas para niños y otras para los adultos.
Era un ritual, entonces, acudir los fines de semana a ver, en la fachada del cine, los pasquines colgados con el nombre de las películas que iban a proyectarse y los pequeños recuadros con las escenas de cada film.
Muchos domingos, la sala se llenaba al completo, para ver las películas más emblemáticas para el público de entonces: Lo que el viento se llevó, King Kong, Ben- Hur, la Violetera, Marcelino pan y vino, ¿Dónde vas Alfonso XII?, Cantando bajo la lluvia, El Cid, además de las películas del Oeste, de indios y vaquero, las películas de exploradores de la selva, las de hazañas bélicas como El puente sobre el río Kwai y, como no, las de Tarzán de los monos.
Fue una década de reclamos y ensueños para muchos espectadores, que en días sucesivos iban recordando a sus amigos el relato de la película que habían visto en la tarde dominical con sus actores y actrices favoritos.
LA DECADENCIA
Pero, poco a poco, la llegada de la televisión a muchos hogares fue mermando la asistencia semanal al cine.
Hacia el año 1963, persistieron las proyecciones semanales. Posteriormente, la sociedad musical transfirió el cine a un empresario de espectáculos de Valencia, el cual instauró el sistema de proyecciones en sesión continua, y dotó de una caldera de calefacción el patio de butacas, porque en invierno hacía frío.
Sin embargo, la reforma no tuvo suficiente éxito, y hacia el año 1966 el cine dejó de funcionar.
En la actualidad, persiste el edificio externo del antiguo cine, que se llamaba «Musical Cinema». Muchos transeúntes, sobre todo jóvenes, no conocieron las actividades de este cine, y pasan hoy ante el edificio con indiferencia. Actualmente acoge unos establecimientos de hostelería, un almacén privado y un salón de servicios municipales.
Aunque la fachada del cine sigue prácticamente igual que siempre, ha habido que esperar 36 años hasta que el ayuntamiento construyó, en el año 2002, el nuevo auditorio municipal, en la calle de Molina, que ha retomado las funciones culturales que en otro tiempo desarrolló el Musical Cinema.